Me refugio bajo las sombras del silencio
miro a mi alrededor y solo está él,
quiero hablar y no tengo con quien...
Me tapo los oídos para no oír
el llanto de los niños
el llanto de las madres
el llanto de los hombres
-porque, de ahí vengo-.
que son golpeados, arrojados, atados
por el mismo silencio, de quien me refugio,
por el hambre y el frio,
por el orgullo y el egoímo...
Entre mí -silencio-
digo y callo
-Dios mio, hasta cuando-.
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